Cuando sostenibilidad y sabor van de la mano

El 17 de mayo se conmemora el Día Mundial del Reciclaje, una fecha que sirve para explorar soluciones prácticas que promuevan una mayor conciencia con el planeta y ayuden a los negocios a ser más responsables.

El Día Mundial del Reciclaje, que se celebra el 17 de mayo, es una excelente oportunidad para reforzar nuestro compromiso con la sostenibilidad, con el cuidado del planeta y con la adopción de unas prácticas más sostenibles. Son muchos los datos, informes y estudios que nos advierten sobre la importancia de ser más responsables con lo que consumimos (y cómo lo consumimos) y por ello es innegable que tenemos que actuar lo antes posible y acoger modelos de producción y consumo más conscientes.

El reciclaje es, precisamente, un punto a tener en cuenta, ya que ayuda a disminuir la huella de carbono, a reducir los recursos naturales y a minimizar la contaminación. No solo supone una práctica responsable con el medioambiente, sino que tiene muchos otros beneficios para cualquier panadería, cafetería, horno, supermercado o negocio de restauración. Separar y reciclar adecuadamente los materiales reduce el volumen de residuos que van al vertedero y, consecuentemente, permite organizar mejor el almacenamiento y encontrar espacios de trabajo más limpios y ordenados.

No está de más recordar las clasificaciones básicas, especialmente en días como hoy. Al contenedor gris debemos echar lo que denominamos “restos”, esto es, juguetes, biberones, chupetes, utensilios de cocina, pañales, objetos cerámicos, compresas, arena para mascotas, pelo, polvo… todo aquello que no pueda ser reutilizado. En el marrón, el de residuos orgánicos, volcaremos los biorresiduos que pueden aprovecharse para hacer compost o como fertilizante. El contenedor verde es para vidrio (importante diferenciarlo del cristal); el azul, para papel y cartón; y el amarillo, para plástico (botellas de plástico, briks, desodorantes).

Los consumidores cada vez valoran más a empresas que sean firmes defensoras de la sostenibilidad, que implementen planes de reciclaje coherentes y meditados y que hagan gala de sus convicciones con una imagen positiva y responsable que transmita una mayor conciencia por el mundo que nos rodea. En última instancia, tener este tipo de compromisos fideliza clientes, y también logra atraer a un mayor público.

Las masas congeladas son una gran apuesta, quizá una de las más importantes, en fechas tan señaladas como esta. Y es que, mediante los productos elaborados de esta manera, como el pan precocido o la bollería congelada, todo el mundo sale ganando. No solo son alimentos de gran calidad, con un sabor y textura incomparables, sino que permiten ajustar mucho mejor la demanda, evitando el desperdicio alimentario, minimizando los recursos, gestionando mejor el stock y abrazando un consumo racional que prescinde de las mermas. Eficiencia y sostenibilidad desde el punto medioambiental, pero también económico.

A estas alturas no es una noticia sorprendente, pero no está de más recordarlo: hoy también es más fácil disponer de envases reciclables que posibiliten reducir los plásticos y caminar hacia una economía circular. Y es cuando se recicla se evita tener que obtener nuevos recursos, lo que reduce el impacto ambiental. Producir envases a partir de materiales reciclados, además, requiere menos energía que fabricarlos desde cero.

En el Día Mundial del Reciclaje recordar la importancia de los pequeños gestos cobra más sentido que nunca. Reciclar es clave para innovar, diferenciarse y dejar una huella positiva en nuestro entorno.

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