Distintos modos de preparación para facilitar tu labor

Hay muchas cosas en la vida que no resultan sencillas. Por eso cuando encontramos productos de calidad incuestionable que nos hacen la vida más fácil no podemos hacer otra cosa que contar con ellos en nuestro día a día. Así son las masas congeladas y las oportunidades que brindan.

Las masas congeladas no son un producto precisamente novedoso en el mercado. Llevan acompañando a panaderías, cafeterías, hornos y negocios de hostelería desde hace ya muchísimos años. Y es fácil saber por qué, ya que su propósito principal es hacer la vida más sencilla y sabrosa. No es una cuestión baladí.

Las masas congeladas para panadería o las masas congeladas para hostelería (en este caso el orden de los factores no altera el resultado) son ventajosas por muchos motivos. Uno de ellos es su método de conservación, que supone uno de los más naturales y seguros que existe. Para ello, la congelación se lleva a cabo en una de las fases de elaboración del alimento, que se realiza siguiendo cuidados parámetros de calidad. En el caso del pan precocido, se ultracongela antes de que se acabe de hornear; y, en el de la bollería, se hace lo mismo tras la fermentación, e incluso existe la posibilidad de congelar piezas sin fermentar.

El caso es que la congelación permite que las cualidades organolépticas de estos productos queden totalmente intactas hasta el momento de consumo, para lo que solo se necesita una ligerísima manipulación, es decir, un sencillo golpe en el horno. Los productos de panadería congelados, así, permiten una adquisición a demanda más consciente y efectiva, rapidez (hornear productos con poca antelación) y una mayor variedad. Pero no solo eso, puesto que gracias a las masas congeladas, los alimentos que se ofrecen en una cafetería, panadería, horno o establecimiento hostelero, pueden ofrecerse recién hechos a cualquier hora del día (algo que evita a su vez los desperdicios innecesarios) y, gracias a procesos de elaboración muy controlados, siempre mantienen el mismo nivel de calidad.

A ello se suma, además, que disponiendo de este tipo de productos, los locales no tienen por qué invertir en compleja maquinaria en el punto de venta y, en su lugar, pueden liberar espacio en los establecimientos para dedicarlo a situar expositores más grandes o centrarse más en la venta. Por todo ello, queda claro que apostar por las masas congeladas es una ganancia a todos los niveles.

Un golpe de horno, tan sencillo como rápido

Cocer pan precocido es tremendamente fácil. Tan solo hay que revisar cuánto tiempo de descongelación y cuánto tiempo en el horno requiere el producto en cuestión y contar, por supuesto, con los mejores proveedores de pan artesanal. Por ejemplo, en el caso del pan de agua, la hogaza de agua o el pan de huerta familiar, solo hay que descongelarlo entre 20-30 minutos y dejarlo en el horno durante 14-16 minutos a 180 grados. No podría ser más sencillo y rápido.

Una buena distribuidora de productos de panadería también puede ofrecer deliciosas y suculentas piezas de bollería dulce o bollería salada, tales como empanadillas, croissants, o napolitanas. En el caso concreto de los croissant, uno especialmente destacado es el croissant intense con masa madre Hélène. En este caso, solo hace falta descongelarlo durante 30 minutos, y hornearlo durante 12-16 minutos a 180 grados.

Suma y sigue. El croissant multicereales y el croissant con barrita de chocolate requieren también de 30 minutos de descongelación y un tiempo de horneado ligeramente superior, de entre 15-18 minutos a 180 grados. Otros productos, como el croissant recto, necesita 90 minutos de fermentación antes de pasar al horno durante 16-18 minutos a 180 grados. Cada alimento, así, tiene su correspondiente ficha de producto para conocer perfectamente cómo debe tratarse para extraer de él todo su potencial.

Descongelar y listo

Si hasta aquí te habíamos relevado cómo disponer de productos de gran calidad de forma fácil, sencilla y rentable, debes conocer también las oportunidades que encierra el ‘descongelado y listo’. Porque sí: las masas congeladas también nos permiten ofrecer alimentos riquísimos sin tan siquiera pasar por el horno.

Hoops, muffins, bizcochos o berlinas. Estos productos se pueden ir sacando con cierto margen de tiempo ya que posibilitan reponer según la demanda simplemente dejándolos descongelar durante un ratito. Los hoops y las berlinas, por ejemplo, requieren de entre 30-45 minutos; los muffins, entre 45-60 minutos; y, los bizcochos, debido a su tamaño, se descongelarán en torno a los 60 minutos. Y ya está. Después de estos minutos estarán perfectos (y deliciosos).

“Descongelado, al horno y listo” o “descongelado y listo” son esas palabras que han llegado para revolucionar tu negocio, ¡prometido!