Pan congelado, toda una oportunidad de negocio 

Un producto no se convierte en un esencial de la noche a la mañana. El pan, por ejemplo, atesora a sus espaldas nada menos que 5.000 años.

La historia del pan es tan larga como prolífica. Estudios recientes, de hecho, han evidenciado que ya se consumía en la Prehistoria, aunque, eso sí, de una forma ligeramente diferente a la que hacemos hoy en día. Evidentemente, todo cambia.

El pan es además uno de los primeros alimentos que tomamos con los primeros dientes. Y siempre ha estado vinculado al centro de las reuniones familiares, al cariño, la ternura y al calor del hogar. Cuántos hemos oído decir a nuestros padres o abuelos lo maravilloso que era despertarse con el olor de un pan recién hecho en casa. Y aún hoy día, no podemos obviar ese embriagador aroma que nos recuerda con nostalgia la niñez.

Según el Marketing Sensorial, el aroma a pan recién hecho funciona como un poderoso reclamo para llamar nuestra atención apelando directamente a nuestras emociones. Por eso, pasar por delante de un horno, una cafetería o una panadería se convierte en solo una excusa para hacerse con una rica barra de pan. Llevarlo en la mano, de camino a casa, puede resultar toda una tentación. Quizás no llegue entero…

Un distribuidor de pan congelado sabe perfectamente las expectativas que existen alrededor de un pan; de un buen pan. Y es que, ahora por ahora, no todo vale. Los consumidores han adquirido una mayor consciencia de todo lo que les rodea y eso se traduce en la demanda de productos que cumplan con una serie de factores.

En este sentido, el pan precocido congelado puede resultar clave en un negocio. Las masas congeladas, de hecho, han revolucionado el sector de la panadería gracias a las ventajas que ofrecen para los comercios. En un momento donde la rentabilidad es muy importante, escoger bien el producto que se ofrece puede ser la clave del éxito. Con el pan congelado, por ejemplo, es ahora más fácil que nunca la distribución, conservación y acabado de este imprescindible de la dieta mediterránea sin el que no se puede vivir.

¿Cuáles son los beneficios de comprar pan congelado? A continuación, solo algunos de ellos.

Ventajas del pan congelado

Antes de nada, ¿sabías que, en realidad, el pan precocido no tiene nada que envidiar al pan tradicional? El proceso de elaboración es el mismo y sus propiedades, también. La única diferencia es que, en el caso del pan congelado, antes de finalizar su cocción, se saca del horno y se ultracongela para que, precisamente, no pierda ninguna de sus cualidades. Pero, a efectos prácticos, no hay diferencia en aspecto, textura, y sobre todo, sabor.

No solo eso, sino que, además, el pan precocido congelado ofrece una serie de ventajas:

  • Recién hecho. Como el pan congelado se encuentra en un estado en el que no pierde ni una de sus cualidades, en el momento en el que se hornea, cobra vida. Por ese motivo, se puede ofrecer recién hecho a los clientes y consumidores ya que, en realidad, se ha acabado de hacer hace solo unos minutos. ¿Acaso hay algo mejor que el aroma de un producto cuando sale del horno?
  • A demanda. Atrás quedó esa época en la que muchos de los excedentes tenían que ir directos a la basura. Al menos, en cuanto a esta cuestión se refiere, ya que utilizando pan precocido se mejora el aprovechamiento, y no hay que desperdiciar ningún producto hecho. Se puede ir horneando en función de la demanda de cada día y, así, asegurarse de garantizar la máxima sostenibilidad.
  • Variedad. En un mercado cada vez más selectivo, la bollería congelada permite ofrecer una (casi) infinita diversidad de productos al gusto del consumidor. Tanto es así, que lo único que se tiene que considerar es sencillamente qué tamaños y rellenos se quieren ofrecer y, en todo caso, con qué acabados se quieren personalizar. Ojalá todo fuera tan fácil, ¿no?